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Cómo hacer educación emocional en casa

Cómo hacer educación emocional en casa

Cómo hacer educación emocional en casa

Educar las emociones de los niños es una necesidad imperiosa. Un estudio realizado en 24 países, demostró que los niños chilenos menores de 6 años tienen peores condiciones de salud mental que la de sus pares. La ansiedad, depresión, hiperactividad y conductas agresivas son algunos de los cuadros que agobian a los preescolares.

Por esto hemos pedido a Carmen Moraga, psicóloga infantil y coautora del libro ¿Cómo estoy? de nuestra editorial, que nos entregue 4 recomendaciones a tener en cuenta para educar en casa y ayudar a nuestros niños diariamente: 


1) Lo primero es reconocer que no sabemos

Los adultos que hoy estamos educando a nuestros hijos no recibimos (en su mayoría) educación emocional. Pero no te asustes, que reconociendo esto ya generas conciencia. Reconocer que somos analfabetos en educación de las emociones y que por eso necesitamos hacer un esfuerzo extra todos los días, genera una gran diferencia en como nos enfrentamos a este desafío. 

 

2) Las emociones no son malas ni buenas

Hay que entender que “no hay emociones malas”. El miedo, la pena, la frustración y otras, son emociones importantes porque nos ayudan a sobrevivir y a crecer como personas. Si el ciervo no le teme al fuego, no intentará huir de un incendio y podría morir. Si los niños no demuestran su sentir, serían inertes e incapaces de interactuar con sus pares.
En definitiva, las emociones son vitales y no son una moda.



3) Nunca decir "no pasa nada"

Debemos ser coherentes entre lo que sentimos y decimos. Todos los días lidiamos con nuestras emociones de adultos, es importante reconocerlas frente a los niños y no sentirnos culpables si nos ven tristes o enojados.
Si estamos así, es mejor contarle cómo nos sentimos (con una explicación acorde a su edad), para que el niño vea que que somos capaces de comunicarlas y se motive a hacer lo mismo.
Por ejemplo, si el niño ve llorar a su mamá, le pregunta y ella responde “no pasa nada” se genera la primera inconsistencia en su emocionalidad... él responderá “no pasa nada” aunque por dentro esté muy triste.

Lo mismo pasa si el niño llora porque se cayó, no hay que tratar de tapar su dolor o su miedo con un "no pasa nada". Lo más recomendable es preguntarle cómo se siente y reconocer la validez de su respuesta.



4) Aprendamos jugando

Una buena idea es buscar juegos que hablen de las emociones, los niños aprenden mucho más fácil jugando. 

El juego es un laboratorio, donde el niño experimenta lo que después puede poner más fácilmente en práctica. Por ejemplo, si en el juego entre adulto y niños, un personaje le pega a otro y lo hace llorar, el adulto puede sin salir del juego, ayudarle a expresar las frases para defenderse "No me gusta que me peguen" "No es correcto lo que estás haciendo" "Voy a buscar ayuda para defenderme" esto ayudará a que el niño integre esas respuestas más fácilmente y pueda aplicarlas en la vida real si se ve en un contexto similar.

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Carmen Moraga es Psicóloga clínica, directora de Amancay Consultores y y coautora del libro ¿Cómo Estoy? para trabajar las emociones con los niños.
su contacto es amancay.talleresyencuentros@gmail.com

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*Esta columna es una reflexión y no intenta ser un diagnóstico.

 

 

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