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DESATENCIÓN CONTROLADA, una herramienta espontánea de quienes somos dispersos (o encajamos con la etiqueta del déficit atencional)

DESATENCIÓN CONTROLADA, una herramienta espontánea de quienes somos dispersos (o encajamos con la etiqueta del déficit atencional)

DESATENCIÓN CONTROLADA, una herramienta espontánea de quienes somos dispersos (o encajamos con la etiqueta del déficit atencional)

Por Carmen Moraga.

Hace unos días escribí en mi muro de Facebook sobre la necesidad de mi hijo mayor de llevar sus juguetes favoritos en cada una de las actividades que realiza, aún las que requieren toda su atención y recibí muchos comentarios de otros padres observando las mismas conductas de sus hijos/as desde una nueva óptica. Esa conducta la llamé "desatención controlada" y ahora quisiera desarrollarla un poco más.

Cuando hablamos de ATENCIÓN, en términos simples, nos referimos a la capacidad de recibir diversas informaciones a través de nuestros órganos de los sentidos. Escuchamos, vemos, olemos, sentimos frío o calor, tenemos consciencia de nuestra posición corporal, hambre, sueño, etc. y nos enteramos de toda esa información al mismo tiempo.

La CONCENTRACIÓN es la capacidad de dejar de prestar atención a algunas de estas informaciones y destinar por un tiempo sostenido, nuestras capacidades sensoriales y cognitivas a una tarea en particular. Mi ejemplo clásico es "me aguanto las ganas de hacer pipí porque estoy CONCENTRADA viendo una película" es decir, dejo de prestar relevancia a una información sensorial, porque estoy enfocada en otra actividad.

Las capacidades de atención y concentración son distintas en cada persona y se desarrollan a lo largo de la vida, es decir, no le puedo pedir a un niño de 5 años que se CONCENTRE por más de 20 a 25 minutos. Si claro, hay varios que lo logran y eso no significa que se lo podamos exigir a todos.

Los sistemas escolares y laborales, nos exigen que nos concentremos por largos periodos de tiempo y de manera uniforme, es decir, todos ponen atención al mismo estímulo, al mismo tiempo, por ejemplo a la profesora que está pasando materia, sin embargo, ya sabemos que eso es imposible, todos somos distintos y además todos estamos teniendo un día distinto, al mismo tiempo en esa sala hay un niño que sus padres se están separando, otro tiene hambre, a otra la retaron en la mañana porque se hizo pipí en la cama, otro tiene sueño y hay una niña que está super contenta porque está teniendo un gran día hoy ¿Entonces cómo es posible que todos pongan atención y se concentren en la profesora de la misma manera?

Volvamos a los dispersos y la "desatención controlada" que en el caso de mi niño -y el de muchos/as de sus hijos/as- llenan sus espacios de "estudio" con juguetes. En un inicio intenté prohibirlo porque pensaba que lo distraían y el resultado fue atroz, se paraba a cada rato, se quedaba pegado, se le caía el lápiz mil veces y se quedaba por minutos debajo de la mesa buscándolo y al final terminaba agotado, dejando las tareas sin terminar y yo fastidiada sintiendo que mi hijo me estaba tomaba el pelo. Para los dos, el momento de hacer las tareas era lo peor de mundo.

Hasta que dejé de luchar con los famosos distractores, los permití para observar lo que ocurría y ocurrió la magia ✨✨✨, empezó a realizar las tareas con agrado, más fácilmente y por fin las terminaba 👏👏

¿Qué ocurrió? Los juguetes le generan seguridad, le dan calma, habitan en un espacio imaginario al que puede entrar cada vez que se siente cansado, desconcentrado o incómodo. Es como ir a refrescarse un rato y luego volver con más ganas. Y ¿por qué le llamo "desatención controlada"? porque descubrí que su estilo de concentración es de tramos cortos, necesita hacer pausas para luego retomar su tarea. Entonces es mucho más amable que sus juguetes estén al lado y no necesitar pararse, ni distraerse con "otras variables" como el vuelo de una mosca, con las que podría quedarse pegado y no volver a retomar su concentración

Estos juguetes son sus favoritos, es terreno conocido, por lo que siente que tiene el control de la situación y detecta rápidamente cuando está listo para volver a la "realidad" y continuar con sus actividades.

Y con está última reflexión me veo haciendo lo mismo...
Así está mi escritorio en este momento y estoy escribiendo este post cuando en realidad debería estar enviando un email de trabajo.

Carmen Moraga es Psicóloga clínica, directora de Amancay Consultores y y coautora del libro ¿Cómo Estoy? para trabajar las emociones con los niños.
amancay.talleresyencuentros@gmail.com

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*Esta columna es una reflexión y no intenta ser un diagnóstico.

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